MARÍN, R. y otros (2003): Didáctica de la Educación Artística, Madrid: Pearson/Prentice Hall.

Publicado: diciembre 10, 2012 de Adri Ruiz en Adrián Ruiz Trujillo, Antonio Montaño Taramal

En el siguiente texto, el autor nos habla sobre los cambios que ha ido experimentando la educación artística a lo largo de la historia.

Para ello, Ricardo Marín comienza señalando que aunque la enseñanza del dibujo en el currículo escolar no se implantó hasta la organización y generalización de los sistemas educativos allá por la mitad del siglo XIX, las enseñanzas artísticas dirigidas a los profesionales ya había surgido muchos años antes.

De esta forma, empieza haciendo un paso por la antigüedad y la importancia de dos autores como fueron Platón y Aristóteles indicando como estos ya hicieron un primer avance en la educación artística, señalando al dibujo tan importante como otras disciplinas como el leer, escribir o la música. Además, en sus intervenciones, utilizaron la palabra belleza y utilidad como algo característico de la educación artística, hecho que ha marcado mucho en la historia ya que estos dos conceptos siempre van relacionados con el arte.

Más tarde, en la Edad Media, destaca como la pintura o la escultura no eran consideradas como creaciones artísticas propiamente dichas, sino como cualificados oficios manuales. De esta forma, todo lo que aprendían en relación al arte lo hacían mientras trabajaban y no a través de unas clases por ejemplo.

Sin embargo, esto empezó a cambiar, y durante el paso del renacimiento al romanticismo, se creó diferentes escuelas y academias de dibujo gracias a la fundación de la academia de dibujo en la ciudad de Florencia de la mano de Giorgio Vasari, que dio paso a la formación de estos diversos centros educativos.

Tanto fue así, que en el siglo XIX se introdujo el dibujo como una materia obligatoria en las escuelas, dando lugar a la necesidad de formar profesores para ello y la importancia de saber mucho más sobre orientaciones y materiales curriculares.

Así pues, el dibujo adquirió una orientación totalmente figurativa  y se dividió en dos vertientes: la artística y la técnica.

A esto, se le sumó la aportación de dos personas que marcaron un antes y un después en las enseñanzas artísticas: Pestalozzi, creador del libro titulado “ABC de la Intuición”, y Froebel, que introdujo ideas importantes como el de tamaño, el contraste, las formas o  la dureza, todo ello a través  de  un proceso de regalos y ocupaciones.

Sin embargo, no fue hasta el siglo XX cuando se descubrió la importancia del arte infantil, cambiando la idea de los garabatos de los niños como errores por lo interesante de ver lo que hacían ya que a través de esos “garabatos” intentaban representar el mundo a su forma.

Además, aparte de fijarse más en el arte infantil, apareció otro interés curioso que fue el de volver al pasado del arte y el de buscar en otras culturas aspectos interesantes como podrían ser los dibujos y estampas chinas y japonesas o las esculturas o máscaras africanas.

Por último, el autor nos señala como a través de la formación de la INSEA o de la aportación de autores como Herbert Read y Viktor Lowenfeld se adquirió una nueva concepción de la educación artística en el que el fin no es realizar un resultado espectacular sino formar a los individuos como personas, en el que tengan una serie de principios y en el que puntos como la capacidad creativa, comunicativa, seguridad en sí mismo estén en un primer plano.

Así pues, en relación al texto, consideramos que el avance de la educación artística ha sido satisfactoria ya que creemos que sin la presencia de esta como asignatura, habría aspectos en los alumnos que harían de ellos objetos vacíos, formados por gran cantidad de contenidos lingüísticos, matemáticos, etc pero sin aquello que les da el toque especial como persona como pueden ser la creatividad o la capacidad crítica como hemos señalado anteriormente.

Además, cabe destacar que la concepción que ha adaptado la educación artística como un método para formar a las personas lejos del resultado que pueda salir de sus realizaciones es adecuada, a veces lo importante no es conseguir algo, sino que aquello que se hace para lograr ese fin sirva de mucho y, en este caso, pensamos que sucede. Y es que  no importa el resultado final, importa el entrenamiento diario.

Por último, con respecto al análisis y la valoración del arte infantil y el de las otras culturas, vemos que se tardó mucho en apreciar ya que cuanto mayor sea el abanico para fijarnos, más y mejor aprenderemos y, sobre todo, como sucede en este caso, siendo personas que ven las cosas de manera muy diferente a nosotros, ya sea o por la edad o por la cultura. Ya que, aunque no lo creamos, los pequeños saben más de lo que parece y, en muchas ocasiones, deberíamos de fijarnos más en sus actos.

Antonio Montaño Taramal.

Adrián Ruiz Trujillo.

Grupo 1.

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